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STATEMENT

 

  La distancia, la idealización, la deformación amorosa, el romanticismo, el anhelo y el hambre me parecen potentes motores para la creación.

 Creo en la importancia del velo que existe entre un individuo y lo que este anhela. Pienso que hay mucha más belleza en todo lo que hacemos para tratar de alcanzar algo y el proceso constructivo, que la belleza que hay en el logro tras el esfuerzo o la obra final.

 Respecto a los procesos creativos en sí, pienso que un/a artista puede permanecer dedicado a un planteamiento sin un tiempo determinado por el resto, sino por él/ella mismo/a. Me refiero a la idea de la cual se quiere hablar, así como también a la forma en la cual se decide convertirla en un objeto.

 

  Aún así pienso que existe en el artista una gran necesidad de un feedback respecto al espectador; por lo cual no deja de ser objeto de alegría el hecho de que al observador le guste cierto trabajo mío; y así como en el amor romántico -donde cada individuo es propio de sí mismo y sin planearlo se encuentra con un otro, también propio de sí mismo-, el encuentro de la obra con el espectador, para mí es todo un acontecimiento.

 Y pese al tiempo y el proceso orgánico de cada obra, pienso en la razón del arte; y creo que sí se puede esperar una cierta trascendencia. Creo que el arte debe tener un fin mucho más grande que uno mismo como creador y su propia vanidad. 

Cierto que el camino es íntimo, el pensamiento y la reflexión son propios y habitan en un cuerpo; pero una obra no es creada solamente por un individuo. 

El artista ha aprendido de muchas partes y de muchas personas antes de idear algo.

 La obra se constituye de todo eso que se vive. Y eso hace que la experiencia creativa sea en verdad un proceso co-autoral. 

La labor del artista es mayor que sí mismo. El arte debe ser un vehículo constructivo de  gratitud hacia el mundo.

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